Vistas de página en total

martes, 31 de diciembre de 2019

DE QUÉ CALLADA MANERA…SE NOS VA MURIENDO ESTO.


El Sistema público de atención a las personas dependientes, debido a su discapacidad, se muere. Se muere por falta de financiación oficial. El Sistema creado a expensas de entidades sin ánimo de lucro que ha demostrado, durante más de cincuenta años, su eficacia y eficiencia en la gestión de los recursos que permiten que las estas personas tengan la calidad de vida a la que tienen derecho como ciudadanos y que les garantiza la Ley de Dependencia, se muere porque La Administración no lo costea.

Comparemos derechos de ciudadanos:

·         Educación. Todo ciudadano tiene derecho a una educación obligatoria y gratuita durante el rango de edad establecido. El recurso que sustenta ese derecho es la escuela, el instituto y el personal correspondiente. Imagínese que para que los hijos ejercieran su derecho a la educación, los padres tuvieran que asociarse y construir la escuela a sus expensas. A partir de ahí, La Administración solo pagara el 75% del coste de explotación.

·         Sanidad. Imagínese el mismo proceso. Los padres de asocian, construyen y dotan el hospital, contratan a los médicos y a partir de ahí La Administración paga el 75% del coste.

·         Dependencia. No hay que imaginarse nada. El sistema funciona así. Las asociaciones de padres soportan la construcción, el equipamiento y tienen que asumir el déficit de explotación ocasionado por la infrafinanciación oficial.

El desenlace es evidente, este sistema público que libera al Estado de la inversión y cuya gestión privada ahorra el 75% del gasto (no es una errata), respecto al mismo servicio gestionado públicamente, se muere a causa de la miseria oficial.

Lo curioso del caso es que esto parece no importarle a nadie, ni siquiera a los propios familiares de las personas con discapacidad que, con nuestro silencio, somos cómplices de este disparate.

Volvamos a la comparación anterior:

¿Permitiría usted el cierre, por falta de financiación, del colegio al que va su hijo?
¿Permitiría usted el cierre, por falta de financiación, del hospital donde asisten a su familia?
¿Permitiría usted el cierre, por falta de financiación del centro donde atienden a su hijo con discapacidad?

La conclusión es evidente: “El derecho de mi hijo está en riesgo, ¡Que no sea de esta callada manera!”. Es urgente plantar cara a esta desidia oficial.

Nuestra reacción debe ser inmediata, rotunda, firme y permanentemente estrepitosa. Nuestras clases dirigentes que promueven, de callada manera, la muerte del sistema público de atención a las personas con discapacidad, no podrán soportar hacerlo de estrepitosa manera.